Mi padre dice:
no salgas
y me siento pájaro.
Me dice: es tarde
mientras se congelan mis piernas
y el tic-tac de mi pecho
lo afirma.
Se cierran todas las puertas
y no quiero que sigan dando
cuerda
a la noche
la deseo suspendida sobre nosotros.
Es un destierro al que me someto
el sacrificio de todas las
ventanas
en las que descubro miradas
ajenas.
Es la habitación una patria
Con banderas de sombra.
Mi padre calla
porque aún no me invento
un mundo posible
un mundo suficiente
algo para contener este cuerpo
que se derrama.
Cuando se reanuda el mundo
siempre pierdo algo
en toda esa obscuridad
que intentamos ahuyentar.
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